Fórmula
¿Y si la arquitectura pudiera escribirse como una ecuación? El nombre de nuestro proyecto surge de la constatación de que todo nuestro proceso sigue una lógica matemática. Todo comienza con una mesa invertida –el símbolo ⊥– que se convierte en nuestro bloque fundamental. Pero la arquitectura no trata de elementos aislados, sino de relaciones. Al elevar este símbolo al cuadrado (²), capturamos lo esencial: el momento en que las mesas individuales empiezan a interactuar, generando diálogos espaciales complejos a partir de componentes primitivos.
El signo igual se hizo inevitable cuando entendimos que nuestro proceso computacional resolvía, en esencia, una ecuación. Alimentando el algoritmo con combinaciones de mesas apiladas, obtenemos justo lo que buscamos: 10⁵ posibilidades de H – Houses. La notación matemática no es un adorno; es la forma más honesta de describir una arquitectura nacida de algoritmos, donde reglas sistemáticas permiten una variedad infinita.
Houses on Houses
¿Cómo se apilan las viviendas? Esta sencilla pregunta desencadenó nuestra exploración hacia un enfoque revolucionario de la vivienda masiva que equilibra eficiencia y calidad de vida a escala humana.
El proyecto reinventa cómo producir miles de hogares conservando la informalidad y la individualidad que hacen que los espacios sean verdaderamente habitables. En vez de crear cajas idénticas, desarrollamos un sistema que genera infinitas variaciones a partir de unos pocos componentes simples.
Proceso
Todo comienza sorprendentemente de forma manual: lanzamos, agitamos, deslizamos y reorganizamos modelos a escala sobre diferentes parcelas. Esta experimentación lúdica nos ayuda a descubrir configuraciones naturales que responden a las características únicas de cada lugar. Estas disposiciones físicas luego se escanean y se traducen en geometrías digitales que alimentan directamente nuestro sistema de diseño computacional.
Mesas
El núcleo de nuestro sistema lo forman módulos de mesa prefabricados: estructuras sencillas compuestas por una placa base y una o dos paredes portantes. Estas mesas, de 7 a 14 metros de longitud, son fáciles de transportar y flexibles en su disposición. A pesar de su simplicidad –o quizás gracias a ella– estos elementos primitivos pueden generar resultados arquitectónicos sorprendentemente diversos.
Algoritmo
Nuestro algoritmo de Grasshopper sigue tres reglas fundamentales:
• Maximizar la densidad: encajar tantas mesas como sea posible según los límites del sitio
• Garantizar la conexión: cada módulo debe conectarse al menos a otro
• Mantener la estructura: asegurar rutas de carga verticales claras mediante paredes alineadas
El programa itera entre innumerables posibilidades, optimizando la disposición y agregando columnas estructurales donde es necesario. Este enfoque computacional nos permite generar rápidamente soluciones únicas para cualquier condición de parcela.
De la estructura al espacio
Una vez apiladas las mesas, rellenamos los huecos con elementos prefabricados adicionales que dividen los espacios y proporcionan refuerzo horizontal. Estos componentes secundarios se ensamblan in situ y se atornillan directamente a los módulos de mesa. El resultado es un sistema híbrido donde el color púrpura representa los módulos prefabricados en fábrica y el verde indica los elementos montados en obra.
Producción masiva primitiva, expresión individual e informal
Este flujo de trabajo nos permite escalar desde edificios individuales hasta barrios enteros de más de 10,000 viviendas. Cada desarrollo mantiene diversidad y variedad, beneficiándose al mismo tiempo de la eficiencia de la producción en masa. Las estructuras están pensadas para ser habitadas –o mejor dicho, apropiadas– por personas que aportan sus propios intereses, costumbres e ideas de vida.
Resultado
Surge así una arquitectura sistemática y espontánea a la vez, eficiente pero informal. Al codificar reglas computacionales que reflejan la intuición humana sobre el apilamiento y la conexión, generamos espacios listos para ser personalizados y vividos, no simplemente ocupados.
Colaboración con Johannes Hoppensack y Lucas Fischötter.
Proyecto realizado en el Studio Gilles Retsin en D-ARCH, ETHZ.








































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